El zamak no es un metal propiamente, es una aleación creada por la New Jersey Zinc Company en la década de 1920. Su nombre es un acrónimo alemán de los materiales que componen la aleación: Zink (Zinc), Aluminium (Aluminio), Magnesium (Magnesio) y Kupfer (cobre). Está muy extendido su empleo en herrajes.
Últimamente se ha difundido el uso en partes metálicas de accesorios en cuero y piel. Al estar libre de níquel, NO PRODUCE ALERGIAS. Tiene un baño de plata de ley de 8 micras, lo que le da una durabilidad y belleza igual a la plata. A pesar de no tener el mismo aspecto que el acero, tiene bastante resistencia y no se ensucia como la plata. Sólo se aprecia una pérdida de brillo con el paso del tiempo pero si lo limpias regularmente y lo cuidas, tu bisutería de zamak puede durar muchos años.
El zamak puede oxidarse en contacto con el aire. Esta reacción puede acentuarse por la acción del Ph de la piel (a más alto Ph, más fácilmente se oxidará la plata). Como consecuencia el zamak adopta un tono ennegrecido. Guarda tus piezas en un lugar fresco para prevenir la oxidación. Durante los periodos en los que no utilices la pieza, es recomendable guardarla en una bolsita de celofán, para mantenerla lejos de la luz y el aire que son los dos agentes que oscurecen la plata.
Para dejar la bisutería de zamak como nueva simplemente usa una esponja o un cepillo de cerdas suaves, pero nunca toallas de papel, esponjas de plástico o celulosa pues son abrasivas y podrían dañar el brillo y el color de la pieza.
El limpiador para el zamak ideal es un jabón detergente suave o una solución de vinagre blanco y agua corriente. Si tu bisutería de zamak se ha manchado o se le ha adherido suciedad, puedes limpiar el zamak con un cepillo blando y bicarbonato de sodio como solemos hacer para limpiar la plata.
Entre los materiales que empleo, el zamak es uno de mis preferidos. Ahora sabes porqué.
No hay comentarios:
Publicar un comentario